Sunday, February 01, 2015

Catalunya y un proceso constituyente transformador


Catalunya_1781.png 

por Jakue Pascual y Alvaro Hilario, militantes del área autónoma en Euskal Herria-País Vasco 

El pasado 14 de enero, Artur Mas, presidente catalán, convocó para el próximo 27 de septiembre elecciones al parlamento de Catalunya. Serán estas de carácter plebiscitario y, en caso de que los partidos independentistas obtengan la mayoría absoluta, darán paso a una declaración unilateral de independencia, esa que Catalunya perdió en 1714. El proceso catalán es heterogéneo y es recorrido transversalmente por la opinión de que esta es una buena oportunidad para crear algo nuevo, algo basado en la justicia social. El mundo libertario catalán tampoco es ajeno al debate.
Breve introducción histórica
Aunque la historiografía oficial se obstine en presentarlo como un ente milenario, el Reino de España nace, como las repúblicas sudamericanas, a raíz de las Guerras napoleónicas, primera expresión en la Península ibérica de la crisis del Antiguo Régimen y anuncio del advenimiento del estado liberal-burgués. Hasta la fecha, la llamada unidad española radicaba en que una misma persona detentara las coronas de Castilla, Aragón, Granadea o Navarra, una suerte de monarquía federal.
Las bases del Estado moderno español nacido en el siglo XIX tienen su origen, sin embargo, en la Guerra de Sucesión (1701-1715): muerto el último rey de la Casa de Habsburgo, Carlos II, las monarquías francesa y austríaca se disputan el trono de Madrid, resultando vencedora la primera.El triunfo de los borbones, de tradición centralista, supondrá la desaparición a la Corona de Aragón (de la que formaba parte Catalunya) y del modelo monárquico-federal de los Habsburgo.
El 11 de septiembre de 1714, las tropas del Borbón Felipe V de España entran, al fin, en Barcelona. La legislación y libertades catalanas quedaron abolidas. Una única legislación, la española, la castellana, regirá en adelante. Desde entonces, no ha habido momento en que los catalanes nohayan suspirado por recobrar lo perdido a punta de cañón, como lo atestiguan los proyectos de autogobierno reflejados en la Mancomunidad  de Catalunya (1913-1923) y la restauración de la Generalitat (Gobierno catalán) y el Estatuto de Autonomía de Catalunya (1932), proyecto arruinado por el golpe fascista del General Franco (18 de julio de 1936) y lasubsiguiente dictadura.Las milicias de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) hacen frente al alzamiento y lo frenan en ciudades como Barcelona, Donostia (San Sebastián, País Vasco) o Gijón (Asturias). En Barcelona, se crea la Central de Milicias Antifascistas de Catalunya, transición hacia el gobierno de la Generalitat en el que participarán CNT y FAI (Federación Anarquista Ibérica).  La Revolución libertaria de 1936, un éxito de producción común y solidaria, hace que  las zonas controladas por los anarquistas en Catalunya, gestionadas por los trabajadores, adquieran una independenciareal. Contrarrevolución, los republicanos en la órbita de la URSS. Purgas estalinistas, militarización de las milicias y respuesta libertaria en las Jornadas de Mayo del 37. Fin de la revolución en Catalunya y Aragón, disolución de la Generalitat.
Catalunya, siglo XXI y el referéndum del 9 de noviembre
El catalán es un pueblo productivo y educado, con una imaginación práctica que le lleva a actuar sin estridencias, pero también es una comunidad orgullosa de su cultura e independencia, que se subleva cuando se siente humillada. De manera que tras los recortes al proyecto de nuevo estatuto de autonomía en 2012, y el subsiguiente fracaso de la propuesta de pacto fiscal con la Corona de Madrid hecho por la Generalitat (gobernada por la coalición Convergència i Unió, liberales y demócratacristianos) y la inmersión subsidiaria en una crisis financiera y política española, que arrastra económica y socialmente a todos los pueblos de la Iberia y en especial a Catalunya. ¿Cómo no iba a despuntar el independentismo catalán?
El referéndum independentista de La localidad de Arenys de Munt (13 de septiembre de 2009) ya había abierto la puerta con anterioridad, precipitando los acontecimientos: 169 municipios refrendan en las urnas laindependencia y 5 comarcas, se declaran territorio catalán libre. Movimientos afirmativos que son acompañados por multitudinarias marchas con lemas como "Som una nació, nosaltres decidim", en 2010, o el “Catalunya, nou estat “#039;Europa” ; de dos años después. De forma que, condicionado por el sentir popular que se refleja en la Assemblea Nacional Catalana (ANC), el Parlament aprueba el 27 de septiembre la realización de un referéndum por la soberanía de Catalunya. Se celebran elecciones anticipadas. CIU y ERC (Esquerra Republicana de Catalunya, socialdemocracia independentista) establecen un pacto de gobernabilidad.Y en enero de 2013 se produce la Declaración de Soberanía, cuyo derecho a decidir es suspendido cautelarmente por el Tribunal Constitucional.
 El 9 de noviembre fueron 2.500.000 ciudadanos de Catalunya (sobre 5.400.000 votantes potenciales) los que participaron en la votación no vinculante sobre la independencia convocada por la Generalitat (Gobierno catalán) y cuya organización y desarrollo recayó en 40.000 voluntarios. La sociedad catalana sorteaba así la proscripción impuesta desde Madrid y las amenazas de procesar a todo funcionario que tomara parte en esta consulta que hubo de realizarse sin censo y con muchísimos menos lugares de votación que, por ejemplo, en unas elecciones legislativas. Desde primeras horas de la mañana se formaron largas colas en los lugares que las municipalidades dispusieron para colocar las mesas de votación: se unían el deseo de votar y de ejercer la desobediencia civil frente al veto español; por las dudas, mejor ir temprano, no fuese que la judicatura intentará impedir el referéndum. Lágrimas, abrazos, sonrisas… Ese domingo, Catalunya fue una fiesta: se materializaba el referéndum que el Parlament, condicionado por el sentir popular, convocara el 27 de septiembre. El sincero abrazo que el president Artur Mas –líder de la conservadora coalición Convergència i Unió. CiU- y David Fernández, diputado de la izquierdista Candidatura d´Unitat Popular (CUP) se dieron en el centro donde los voluntarios procedían al recuento de los sufragios es un inmejorable resumen de la jornada.
Nacionalismo español
La respuesta del Gobierno presidido por Mariano Rajoy (Partido Popular, PP, derecha) y los medios de comunicación radicados en Madrid ante lo que se empeñan en denominar “desafío soberanista” intentó, una vez más, minimizar y ridiculizar la ejemplar movilización civil catalana, al igual que hicieron con las multitudinarias marchas del 11 de septiembre (fiesta nacional catalana) de los tres últimos años o la manifestación de julio de 2012 contra los recortes al proyecto de nuevo estatuto de autonomía (último intento de pacto fiscal entre Catalunya y el Estado español). Ante convocatorias de más de dos millones de personas su respuesta es, de modo invariable, apelar a quienes se quedaron en casa. No utilizan, empero, la misma vara de medir con las concentraciones unionistas, como,por ejemplo, con la que convocó este último 11 de septiembre la hace poco creada plataforma anti-independentista  Sociedad Civil (apoyada por los derechistas PP, Ciutadans, Unión Progreso y Democracia y los neonazis Movimiento Social Revolucionario y Falange Española, y PSC-PSOE) que apenas reunió 3.500 personas: en este caso, no importaba la asistencia, si no el hecho de “perder el miedo” al nacionalismo catalán.
Veinte días después del exitoso 9 de noviembre, el presidente Rajoy acudió a Barcelona, donde participó en un acto partidario que reunió a 800 personas. Allí, manifestó que nunca permitirá que “se ponga en tela de juicio la unidad de España, el derecho de todos los españoles a decidir lo que quieren que sea su país, o sea, la soberanía nacional”. Dijo también que siempre estará dispuesto a dialogar, señalando cuáles son sus límites: “No queremos que nadie tenga que elegir entre ser catalán y español, y eso no se va a producir”. No olvidó insistir en una de sus líneas estratégicaspreferidas y a la que más arriba aludíamos: “Nadie tiene derecho a hablar en nombre de toda Cataluña». En referencia al president Mas añadió que “menos que nadie un gobernante que ha decidido ignorar a dos de cada tres catalanes”, los que no votaron el 9-N.
El PSOE, en pleno derrumbe electoral en toda la geografía peninsular, fiel asu esencia jacobina y a su papel de gestor de los intereses del capitalismo hispano no ha sabido comprender la situación y por boca de su nuevo –pero de viejas ideas- secretario general, Pedro Sánchez, plantea una tercera vía a la que llama federalismo, vía que nunca ha sido capaz de concretar (a no ser el pacto fiscal contenido en la fracasada reforma del estatuto de autonomía de 2012), una suerte de “café para todos” que contente a sus bases españolas y catalanas. Hay que tener en cuenta que necesita de los votos catalanes si quiere recuperar el Gobierno español, algo cada vez más irrealizable: en Catalunya ha sufrido una escisión de parte de su ala más catalanista, el Moviment d' Esquerres (MES) y en el resto del Estado, según las encuestas, sería superado por la emergente formación de izquierdas Podemos, liderada por Pablo Iglesias, en ocho puntos en las legislativas a celebrarse dentro de un año.
Aunque las denuncias interpuestas en los juzgados por partidos como Unión Democracia y Progreso (UPyD, de presencia marginal en Catalunya) y el sindicato ultraderechista Manos Limpias no consiguieron frustrar la votación, el 21 de noviembre La Fiscalía Superior de Catalunya presentó ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) una querella contra el presidente de la Generalitat, Artur Mas, su vicepresidenta, Joana Ortega, y la consejera de Educación, Irene Rigau, acusados de los delitos de desobediencia, prevaricación, malversación y usurpación de funciones.
El president Artur Mas, impulsor de la consulta del 9 de noviembre y que venía a sustituir al referéndum prohibido por Madrid, fue el gran vencedorde la jornada ya que había asumido la responsabilidad de esta nueva convocatoria vista con desagrado tanto por ERC como por la CUP, las otras dos fuerzas políticas netamente independentistas con representación en elParlament, que preferían el enfrentamiento directo con el Estado español y, en ese sentido, la inmediata declaración unilateral de independencia. Mas, con su coalición CiU debilitada tanto por los casos de corrupción protagonizados por su fundador y expresident, Jordi Pujol, como por la tibia actitud mantenida ante Madrid, ha dado la vuelta a la tortilla y se ha erigido en el conductor del proceso. En consecuencia con la línea adoptada por él y su formación, anunció el pasado 14 de enero la celebración de elecciones plebiscitarias para el próximo 27 de septiembre. Un triunfo de las fuerzas independentistas llevaría a la proclamación unilateral de la independencia.
Los tiempos de la nueva políticaNo hay mejor ciego que aquel que no quiere ver o aquel que no es capaz de ver la tremenda viga que tiene ante sí. Esto es algo que la sociedad catalana conoce a la perfección. Así, Iñaki García, veterano militante libertario y miembro del colectivo político-cultural El Lokal, de Barcelona, en una conversación mantenida con nosotros, calificó estos tiempos que se viven en Catalunya como los de “la nueva política”: “La sociedad catalana está muy politizada. Quiere opinar y por eso mismo quiere saber qué opinan los demás; preguntan, escuchan y, a lo sumo, manifiestan su disconformidad con lo que dice el vecino, pero con educación: se acabaronlas descalificaciones apriorísticas y demagógicas. Son nuevos tiempos”.
 Los catalanes, ilusionados, son conscientes del proceso en el que están inmersos y de las posibilidades que éste ofrece. Jordi Armadans, director de FundiPau (Fundació per la Pau), en una nota publicada en el digital catalán “Alambins” abundaba, hace escasas semanas, en estos proyectos de futuro: “El deseo de transformar y superar un sistema político surgido de la transición (rigidez, dinámicas viciadas, dificultades de abrir espacios ala participación más allá del sistema de partidos) comienza también a ser significativo a nivel del Estado: movimientos sociales y creación de nuevas formaciones políticas lo dejan claro. En Catalunya este deseo de transformación y regeneración camina paralelo, mezclado o solapado (depende de quién lo mire y de cómo lo analice) con el proceso soberanista. Y, fruto de cierta simpleza en la generación de consignas y eslóganes corre la idea de que para poner fin a la corrupción y al clientelismo que padecemos necesitamos un estado nuevo. (…) De hecho, y en parte, ya está pasando. Frente a las opciones de independencia se han creado multitud de iniciativas que reflexionan sobre cómo habría de ser el país en caso de transformarse en Estado. No: los catalanes no somosmás guapos o espabilados. Pero construir un nuevo Estado es una oportunidad objetiva para partir de cero en muchos aspectos. Es un momento fundacional que puede permitir huir de profundos conservadurismos y de largas inercias, imaginar otras opciones y renovar el sistema político. Está claro, siempre que la gente así lo quiera”.
Para muestro un botón. Las papeletas utilizadas el 9 de noviembre contenían una doble pregunta: “¿Quiere que Catalunya sea un Estado?”; en caso afirmativo, el votante se veía remitido a una segunda: “¿Quiere que ese estado sea independiente?”. De los 2.500.000 votantes, un 81% seinclinó por el doble sí, preconizado por CiU y Esquerra Republicana de Catalunya; el sí-no, la opción federalista, consiguió el 10%; y, por último, el no-sí, la alternativa preferida por la izquierda libertaria, fue apoyado por 60.000 votantes.
Cámara al hombro, nos plantamos en Barcelona. Nuestro interés residía (y reside) en entender cómo estaba viviendo el momento constituyente la izquierda rupturista: alternativa, libertaria y radical. Queríamos aprender sobre cómo resolvían sus contradicciones.
Día 7 de noviembre. Llegamos a la estación de Sants, Barcelona, procedentes de Euskal Herria, el País Vasco. Parada de metro, en algún lugar de la línea 4, en el Baix Guinardó. Nuestro interlocutor es Ricard de Vargas Golarons, un viejo militante del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL) y la Organizació de LLuita Armada (Olla), partícipe en el colectivo Icaria, que en la década de los 80 enfrentó la relectura de la comunidad nacional desde el libertarismo. Una relación entre dos polos ideológicos hasta entonces antagónicos, que las nuevas generaciones libertarias integran con la naturalidad de sentirse parte de una comunidad. Su interpretación está exenta de florituras. Constata que los militantes del MIL eran catalanes, que no debatían una cuestión que para ellos era evidente, y que si otorgaban prioridad a la lucha social era por que el régimen de Franco había reasentado un millón de personas de diversas zonas depauperadas del Estado en el polo de desarrollo catalán. No elude hablar de las contradicciones a las que se enfrentan los nuevos libertarios, de los riesgos del parlamentarismo, de los problemas de la organización, de la autonomía y del referéndum del 9N, de las maneras de entender de una forma directa la administración de lo común, de la utilización interesada de la figura de Salvador Puig Antich (compañero suyo en el MIL)en la campaña por el derecho a votar, de la postura coherente ante el referéndum y de la importancia del proceso constituyente y popular que está viviendo Catalunya. Un compendio enciclopédico humano, que relaciona las luchas de liberación de los movimientos indígenas y el proceso confederal que han abierto los kurdos con la tensión libertaria.
Nuria Comerma y Jordi Martí, ambos de la CUP, esperan en Espai Obert radicado en Sants. Jordi Martí (autor de “Ni Nadal ni Setmana Santa. El Camp: deu anys d'opinió crítica”, 2008; y de “Visions perifèriques de combat”, 2012) nos habla de la variada composición y el origen de la CUP, de lo enraizadas que están en el seno del movimiento popular, de las tensiones solventadas entre sus extremos ideológicos independentistas y libertarios, de los inspiradores del libertarismo catalán, corriente independentista en la que él se inscribe y de su compatibilidad con la militancia en la anarcosindicalista Confederación General del Trabajo (CGT). Repasa la sucesión de tácticas que se están produciendo y se abre a un horizonte de hipótesis entre las cuáles deja entrever que todo es posible. Y cuando parecía que el marco de interpretación estaba esbozado,Núria Comerma opera un desplazamiento que nos trae ecos de la comarcade Osona y de la lucha social contra los planes salvajes de las eléctricas, una exposición política en la que va relacionando los problemas que se están viviendo en lo cotidiano con las posibilidades que aporta la autoorganización y la puesta en común de las necesidades, no en vano participa en l'Assemblea pels Drets Socials de Gràcia. También profundiza en el papel del feminismo dentro del movimiento, explica de forma práctica la lógica de las ocupaciones y analiza el papel del liderazgo en la CUP y la aparición de la una nueva plataforma por la unidad de la izquierdaalternativa, anticapitalista y rupturista, la Crida Constituent.
Negrès Tempestes es un colectivo libertario e independentista formado por militantes de movimientos sociales. Oriol Rigola nos alumbró mostrándonos los entresijos de las coordinadoras anarquistas emergentes como Embat, el estancamiento de la  Federación Anarquista Catalana o delBloc Llibertari, y nos puso al tanto de las posiciones que los libertarios han tomado alrededor de la consulta autodeterminista: la vía revolucionaria del no al estado y sí a la independencia (más de 60.000 considerados nulos), las más clásica de la abstención y la del sí-sí en sintonía con la CUP. Mientras que Montse Puig nos hizo ver con una mirada práctica todo lo que se podía contar sobre las actividades de los espacios ocupados y autogestionados de Sants, sus proyectos, negociaciones, formas de funcionamiento y actividades.
La izquierda alternativa, radical y libertaria tiene un importante reto en Catalunya y este pasa por la capacidad de articular una respuesta lo más conjunta, coherente y potente posible en todos los niveles de relaciones. Tres tendencias se disputan el terreno: La incógnita de la democracia radical de Podemos y Guanyem, algunos de cuyos cuadros se formaron en la autonomía juvenil y en los movimientos sociales de los 90, y no sólo en el 15M como pudiera parecer a simple vista. La izquierda independentista y alternativa representada por la CUP, que cuenta en sus filas con una pluralidad de activistas sociales, okupas y anarcoindependentistas. Y los heterogéneos movimientos anarquista y cooperativo autogestionario, cuyarevitalización se lee como un poso sobre el que se sedimenta la historia catalana.

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